¿Por qué no te marchas Mohamed?

En las elecciones legislativas celebradas el 25 de noviembre en Marruecos tan solo uno de cada cuatro marroquíes en edad de votar depositó una papeleta de las que un 10% fueron nulas o en blanco. En Marruecos hay aproximadamente ocho millones de ciudadanos mayores de 18 años que no están inscritos en las listas electorales, por negligencia o por rechazo al sistema.


En las papeletas electorales los símbolos de los partidos son más visibles que sus nombres para facilitar el voto a los analfabetos que son aún el 32% de la población adulta.

Con este panorama, finalmente los ganadores de las elecciones han sido los del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD). Este partido fue fundado en 1996 por sugerencia de Driss Basri, jefe del Ministerio de Interior para, entre otras cosas, acoger a los islamistas radicales de la autodisuelta Juventud Islámica, que practicaron el terrorismo, sobre todo contra los socialistas, en los años ochenta.

Su actual secretario general Abdelilá Benkiran y futuro primer ministro, en julio de 2001 la lió parda en el Parlamento: a una mujer que llevaba al hombro una cámara de la televisión le dijo: “¡Vete a vestirte!”. Le exigió que abandonase el hemiciclo. La joven llevaba unos vaqueros ceñidos y una camiseta que dejaba sus brazos al descubierto. Los diputados de la mayoría recriminaron a Benkiran su actitud y se armó un buen jaleo.

Este Benkiran daba estos consejos en una charla este mes a los candidatos de su formación: “Las gentes os harán siempre las mismas preguntas: ‘¿vais a prohibir los bañadores en las playas?, ¿cerraréis los bares?'. A todos les contestaréis que sois candidatos para resolver problemas mucho más importantes como el paro, la sanidad, la educación, la justicia etcétera”. Durante la campaña se han cortado un poco y no han arremetido contra los homosexuales ni contra los festivales de música, no han amenazado a las mujeres que abortan clandestinamente con el infierno ni han defendido el reparto desigual de la herencia que perjudica a las hijas. Todo esto es lo que hacían y pensaban y que ahora se han callado para pedir el voto. Os podéis hacer una idea del “talante” del partido vencedor.



Los marroquíes, aparte de por su fingida y calculada moderación, les han votado por su fama de honestos y por la aparente buena gestión de los Ayuntamientos que gobiernan. Algo bueno tenían que tener. Sin embargo, el PJD necesitará gobernar en coalición, que seguramente estará formada por los nacionalistas del Istiqlal, los socialistas y los ex comunistas. ¡Menudo guirigay!

El que se hayan celebrado elecciones en un país donde hasta hace poco se hacía todo lo que quería un señor llamado Mohamed VI, es un primer paso necesario y positivo en un hipotético camino hacia la libertad. Sin embargo, el monarca todavía es el dueño y señor de las Fuerzas Armadas, presidente del Consejo Superior del Poder Judicial y presidente del Consejo Superior de Seguridad, bajo cuya tutela estará el Ministerio del Interior. También va a presidir el Consejo de Ministros, excepto cuando delegue esa tarea al presidente del Gobierno.

Mohamed, que no es nada tonto, cuando vio las barbas de sus vecinos cortar, pensó: ¡A mí estos alborotadores no me echan! Les ofrezco cuatro concesiones y unas elecciones que maquillen mi dictadura de cara al exterior y yo me quedo entre bastidores dando órdenes.



Como dice la canción, “… pero sigo siendo el rey…”


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