Guerra inútil

Cinco soldados de la misión de la OTAN en Afganistán murieron hoy "por un ataque con un artefacto explosivo improvisado". ¿Os suena esta noticia? No, no es la misma de siempre. ¡Eh, despertad, seguimos en guerra! Es de verdad: ayer mismo 21 de diciembre de 2011 atacaron un tanque polaco en el este de Afganistán y resultó totalmente destruído. Ya son 554 militares de la OTAN fallecidos en 2011. Este año y el pasado con 711 muertos son los peores para las tropas internacionales desde que comenzó el conflicto. ¿Recordáis cómo empezó todo?

Hace 10 años unos salvajes cometieron la atrocidad de estrellarse con dos aviones contra dos de los edificios más representativos de Estados Unidos provocando la muerte de 2.973 personas y más de 6.000 heridos. Nunca antes se había cometido un atentado terrorista de ese calibre. Todos teníamos claro que esto no se iba a quedar así.

En cierta manera asumimos que un país tiene derecho a la réplica ante una agresión (sobre todo de estas dimensiones), aunque ésta signifique provocar una guerra. Lo vemos lógico. Sin embargo, después, nos parece atroz la pena de muerte, el “ojo por ojo” lo consideramos de salvajes, creemos que la tortura es deleznable, condenamos la violencia... (Esto nos lo deberíamos mirar...)

Para toda intervención estadounidense en otro país siempre se han puesto pretextos como la libertad, el anticomunismo, el desarrollo de armas nucleares, pero en este caso el gobierno estadounidense lo tuvo claro: EEUU se amparó en el artículo 51 de la
Carta de las Naciones Unidas que invoca al derecho a la legítima defensa. Además Bush, el entonces presidente, declaró que, como política, no se distinguiría entre organizaciones terroristas y naciones o gobiernos que les dan refugio. Como si todo el pueblo de Afganistán estuviera de acuerdo con su gobierno (Ya sabemos el talante democrático del gobierno talibán: no tenéis nada más que leer nuestro post “Ser mujer es delito”).

Total, que se invadió Afganistán. El objetivo declarado era encontrar a Osama bin Laden y otros dirigentes de Al Qaeda para llevarlos a juicio (ya sabemos cómo ha acabado Bin Laden: en el fondo del mar sin juicio ni leches), y derrocar al régimen Talibán que apoyaba y daba refugio y cobertura a los miembros de Al Qaeda.

El ataque inicial sacó a los Talibán del poder, pero éstos recobraron fuerza desde entonces. La guerra ha tenido menos éxito de lo esperado: hasta ahora han muerto 2.820 militares de todos los países que se han involucrado (de España 24). Los talibán matan y destruyen cada vez más abiertamente en su intento de recuperar el poder. En el otro bando hay decenas de miles de soldados de EE UU, la OTAN y el gobierno afgano, que bombardean y disparan sobre todo lo que huele a talibán y a otros grupos armados de oposición.




Y entre los dos fuegos se hallan los afganos no combatientes que son asesinados, torturados, acosados y forzados a dejar sus hogares por quienes les tachan de partidarios del gobierno y de los invasores extranjeros o por quienes les acusan de ser ”terroristas” o insurgentes. Durante el año 2010, por ejemplo, hubo 5.691 víctimas civiles (2.461 muertos y 3.270 heridos).

El plan para Afganistán de reconstrucción, desarrollo y democratización– ha traído en realidad un sistema político corrupto e inepto que favorece y refuerza a los señores de la guerra, los criminales, los traficantes de drogas y los políticos corruptos. El país no cumple los requisitos básicos para una paz sostenible –un gobierno legítimo, competente e independiente– y está además enredado en complejas rivalidades regionales.

Los gastos de la guerra son abobinables: EE UU ha gastado más de de 3,751 billones de dólares. El resto de los países han gastado más de 70.000 millones. Por supuesto, las empresas que han obtenido contratos militares se han enriquecido enormemente, demostrando que la guerra representa un gran negocio para una élite protegida por el gobierno aunque sea una sangría para la población general.

A principios de diciembre de 2011 se volvieron a reunir en Bonn los representantes de más de 90 países y organizaciones para tratar el futuro de la misión internacional en Afganistán. A cambio de avances en el tema de la corrupción, el tráfico de drogas y el respeto a los derechos humanos, se le ha prometido al gobierno afgano apoyo hasta 2024. Sin embargo está previsto que la OTAN abandone el país en 2014. ¿Ocurrirá lo mismo que ocurrió tras la salida de las fuerzas soviéticas del país en 1989? ¿Habrá una nueva guerra civil?¿Volverán los Talibán al poder? Y si vuelven, ¿seguirán apoyando el terrorismo?

En fin, no se puede hacer peor: después del descomunal coste económico y de sufrimiento y de la inmensa pérdida de vidas humanas, ¿hemos vuelto a donde empezamos, o quizás a algo peor?..

No, Osama ya fue castigado, o eso dicen…

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